Un Viaje
Esperado

Nuevos tiempos, nuevas travesías. La apuesta va por hospedajes que ofrezcan una estrecha conexión con la naturaleza (y con uno mismo). Aquí, opciones que se alzan como destinos perfectos para recorrer el Perú y encontrar la calma.
Cusco es una parada clásica que no defrauda. En medio del Valle Sagrado de los Incas, en el distrito de Huayllabamba, provincia de Urubamba, se encuentra MiRa House, la casa atelier de los artistas Michela Casassa y Rafael Lanfranco. Ubicada en el condominio Urqupirka Villas, a una hora y media en auto de la ciudad del Cus-co, su interior delicadamente curado con obras de artesanos peruanos y piezas de anticuarios es un espectáculo visual, y una tentación. Las piezas pueden ser adquiridas y revelan el interés de los anfitriones por difundir esas expresiones que nos conectan con lo sublime y artístico. Son unos 300 m2 los que componen esta casa rodeada de montañas y mucha naturaleza. Los tres cuartos completos, el altillo, el comedor, la cocina, el jardín, la terraza con un comedor exterior digno de fotografiar, las hamacas y el espacio para la parrilla o la fogata se unen para diseñar un lugar perfecto para alejarse del ruido de la ciudad. Su arquitectura también es parte del disfrute: los grandes ventanales son el marco para contemplar noches estrelladas y, al amanecer, ser testigos de la imponente naturaleza cuando los nevados Pitusiray y Sawasiray se revelan. Para hacer todo más placentero, la estadía por días, semanas o meses, incluye el desayuno. Aquí, lo simple se convierte en extraordinario: una manta en el jardín puede ser el inicio de un momento de introspección. Y una hot tub instalada en los exteriores y calentada a leña, un homenaje al placer absoluto y a la conexión con la naturaleza. Los alrededores se pueden recorrer en bicicleta, pero si buscamos más aventura también es posible montar a caballo en la localidad de Urquillos o realizar circuitos en cuatrimoto por las zonas de Maras y Moray. En estos casos, Michela y Rafael podrán ayudar con los datos. Los anfitriones también recomiendan caminatas en la ruta Chincheros-Urquillos, con la calma de compañía.
REFUGIO DE PAZ
La experiencia en Cuesta Serena es otro motivo para emprender la travesía. Ideal para estos días en los que se busca un refugio para vivir el presente a un ritmo pausado. Se trata de un hotel boutique a cargo de Mariana González, en el distrito de Anta, provincia de Carhuaz, en Áncash, frente a la Cordillera Blanca y a unas seis horas en carro desde Lima. El recorrido y los paisajes son un bonus antes de empezar a disfrutar de las instalaciones y actividades. En sus tres hectáreas, aparecen una piscina, un laberinto de meditación, un horno de leña y una huerta. Con el bienestar como misión, Cuesta Serena ofrece una cocina consciente y orgánica, y para recuperar el equilibrio corporal algo de movimiento, gracias al trekking, bicicleta y paddle. Para quienes no deseen salir, se ha instalado una red de trochas y un área de juegos para niños con columpios, sogas, entre otros. Son opciones de exploración la bicicleta de montaña con guía, el recorrido al Cañón del Pato, una visita a la laguna Wilcacocha en la Cordillera Negra para observar aves o un roadtrip a la Punta Olímpica, el segundo túnel más alto del mundo (4.732 msnm). Las vistas son imponentes.


MiRa House
Nació a fines de 2018. Se llama MiRa por los nombres de sus dueños: Michela Casassa y Rafael Lanfranco. Abajo. Cuesta Serena ofrece un laberinto de meditación, un horno de leña y una huerta. Además de deportes guiados y actividades para niños.
MiRa House tiene unos 300 m2 de construcción en un terreno de casi 600 m2 rodeado de naturaleza y paz. Pueden hospedarse hasta 14 personas. Arriba. Cuesta Serena es un hotel boutique que cuenta, entre bungalows y suites, con ocho habitaciones. Además, una piscina climatizada de 15 metros de largo desde la que se observa el Huascarán, el nevado más alto del Perú.





AL LADO DEL CIELO
¿Dormir en la copa de un árbol en medio de la selva? Es lo que garantiza el Treehouse Lodge, un albergue con bungalows conectados por puentes colgantes de acero. Se ubica en el distrito de Fernando de Lores, provincia de Maynas, en Loreto. Para llegar desde el aeropuerto de Iquitos, es necesario ir en auto a Nauta durante una hora y media. Luego, a bordo de un bote deslizador, se deben cruzar los ríos Marañón y Ucayali por una hora. No es ningún secreto: no existe un destino como la selva para acercarse al máximo a la naturaleza y la vida salvaje que alberga. El hotel brinda el servicio de traslados desde la zona centro de Iquitos Fundado por Vance Cook en el 2012, un desarrollador de softwares para videojuegos que se enamoró de la Amazonía peruana, este lodge se encuentra en su propia travesía para convertirse en 100% autosostenible y ecoamigable. Así, tiene un sistema de recolección de energía solar y otro de captación y purificación del agua de lluvia. Un ejemplo de turismo responsable que, definitivamente, suma puntos a la experiencia de viajeros que buscan una conexión más profunda con los destinos. Como parte de la vivencia all inclusive, es posible ver el amanecer en el río Ucayali, avistar aves y delfines por la zona, nadar en el río Amazonas y explorar la selva para aprender de la sabiduría de sus plantas medicinales, y encontrar en el trayecto la compañía de monos y otras especies. Momentos que saben a felicidad.
El Treehouse Lodge es ecoamigable y tiene en camino un proyecto de reforestación de árboles maderables. Arriba, derecha. Cada bungalow tiene electricidad, baño, ducha y ventiladores para la comodidad del huésped. Derecha. En el Treehouse Lodge todo el personal mantiene los cuidados necesarios con mascarillas y protectores faciales. Cada grupo de visitantes tiene un guía privado, las áreas comunes son desinfectadas tres veces al día, se encuentran diversas estaciones con jabón y alcohol, y cuentan con personal de salud para cualquier evaluación.
A LA ORILLA
En destinos de playa, el norte atesora el mejor litoral y el sol todo el año se considera una promesa cumplida. Para alojarse está Kichic, en Máncora, Piura. Donde la vida es simple, la alimentación sana y la filosofía armoniosa. Este espacio vacacional fue la casa familiar de Cristina Gallo durante 30 años y el hogar donde crió a sus cinco hijos hasta que partieron a vivir en el extranjero. Tras 15 años fuera del país, regresaron a sus raíces, abrieron sus puertas a los viajeros y nombraron a este espacio idílico, Kichic: Ki, en japonés, significa fuerza de vida y chic, el término para definir algo sofisticado. Entre sus nueve habitaciones, la suite Himalaya es la única en el segundo piso: posee una terraza privada con cama exterior con una vista frontal del Océano Pacífico. Las suites Neem y Balance, por su parte, incorporan una piscina privada, quizá lo más cercano al paraíso. El sueño luxury de cualquiera. Una novedad es la Casa Kichic, un refugio con dos habitaciones completas, cocina, comedor, piscina privada y salida directa a la playa.


El mar, el sol y la arena elevan su poder sanador con las clases diarias de yoga –aforo reducido en una sala grande de 12 x 12 m, las caminatas por la playa y los atardeceres dignos de postal. Solo es necesario respirar hondo. Ahora, si uno desea algo más cerca de Lima, a unas tres horas en auto, se encuentra el DoubleTree Resort by Hilton Paracas, en la provincia de Pisco, Ica. Un destino que, en términos de relajación y disfrute, tiene todo lo necesario para la desconexión. El resort destaca por sus actividades náuticas como el kayak, paddle y catamarán. Sus bicicletas en alquiler para pasear por la bahía y una lancha para practicar wakeboard también son un plus; así como la visita al Museo Antropológico y los paseos por la reserva. Además, su piscina ecológica en el mar y su playa con arena blanca sirven para revivir la filosofía italiana del “dolce far niente”. El verdadero y dulce placer de no hacer nada. Porque para estos días no hay mejor regalo que una travesía que brinde paz absoluta.

