Tiffany & Co.
El camino de la
DISTINCIÓN
LA COMPAÑÍA ESTADOUNIDENSE SE
CONVIERTE EN LA PRIMERA JOYERÍA
EN TRANSPARENTAR LA CADENA DE
PRODUCCIÓN DE SUS DIAMANTES,
INCLUIDO SU LUGAR DE ORIGEN.


Tiffany & Co. tiene claro que cada vez más clientes se preocupan por la calidad, y por la responsabilidad social y ambiental de la fabricación de los productos que adquieren. Por ello, en el 2020, la marca se convirtió en la primera joyería de lujo a nivel global en divulgar la información sobre los países en los que se trabajan sus diamantes de nueva extracción, registrados individualmente. En la actualidad, la firma mantiene su compromiso por dar a conocer la trazabilidad de su producción y saber dónde se encontró, clasificó, cortó y engastó cada pieza. Los diamantes de Tiffany se obtienen de minas de proveedores que operan de manera ambiental y socialmente responsable en países, como Australia, Botsuana, Canadá, Namibia, Rusia y Sudáfrica. “Nuestros clientes merecen saber que un diamante Tiffany se obtuvo con los más altos estándares, no solo en calidad sino también en responsabilidad social y ambiental. Creemos que la trazabilidad de los diamantes es el mejor medio para garantizar ambas”, dijo Anisa Kamadoli Costa, directora de Sostenibilidad de Tiffany & Co. La trazabilidad es clave en la calidad de una joya. “Compartir el viaje artesanal de los diamantes refleja décadas de inversión en nuestra cadena de suministros. El abastecimiento directo de diamantes en bruto extraídos de manera responsable y la elaboración y el ajuste de esos diamantes a nuestros estándares en nuestros propios talleres es algo exclusivo de Tiffany”, dijo Andrew Hart, vicepresidente senior de Suministro de Diamantes y Joyas, de Tiffany & Co.

El control de calidad del corte y pulido es uno de los pasos
por los que atraviesa cada diamante.
EL PASO A PASO DE LA ELEGANCIA
Cuando un diamante es encontrado y es considerado el correcto para Tiffany, se envía a su estudio en Amberes para su registro. Cada piedra es transformada como una pieza maravillosa gracias a sus expertos artesanos. Primero, las piedras son seleccionadas y clasificadas según su tamaño, color, claridad y fluorescencia. Después, pasan a las manos de un experto pulidor en uno de sus talleres en Mauricio, Botsuana, Vietnam, Camboya y Bélgica, equipados con tecnología de punta. Una vez que la piedra llega, el pulidor utiliza una rueda especial para cortar las 57 caras del diamante. Al finalizar, el diamante regresa a los talleres en Nueva York, Camboya o Vietnam, para pasar por una inspección y asegurarse de que cumpla con los objetivos de la compañía. Finalmente, la última parte es el engastado hecho a mano en distintas ciudades de Estados Unidos. Todo este proceso meticuloso y riguroso puede tardar un año e involucra a unos 1500 artesanos, que logran expresar la belleza y brillo de cada diamante. Un aporte para la joyería mundial responsable.
